jueves, 22 de octubre de 2015


FAVOR CONCEDIDO POR INTERCESIÓN DE LA MADRE CARIDAD BRADER

RELATA: YANIRA ELIZABET RUANO
C.C 36951768 DE PASTO

El 10 de mayo de 2006 ingresé al servicio de urgencias por embarazo de 40 semanas de alto riesgo (porque recibí una dosis de rubeola).
El día 11 de mayo me realizaron cesárea por presentar circular de cordón tenso y a las  8:55 nació Jaidy Gabriela Ortega con 3.300 kg de peso y 51 cm de talla, la nena aparentemente era una recién nacida sana. Después de  la cesárea escuche que llamaron a la pediatra, ella me dijo que mi hija había nacido con el cordón umbilical grande,  pero que no me preocupara porque esto en algunos casos era normal, de todas formas se  iba a caer.
En el cambio del primer pañal quedé sorprendida porque  el ombligo de mi nena era muy grande en comparación con el de los demás bebes, pero me tranquilicé al recordar lo que la pediatra había dicho en el quirófano.
Pasaron algunos días y la nena sufría de estreñimientos y su abdomen era globuloso pero los médicos decían que eso era normal. Pasados días el ombligo se le cayó y  quedo con un protuberancia de color amarillo. Decidí llevarla a urgencias  el día 28 de mayo de 2006 porque  la niña lloraba y tenía el abdomen inflamado. La pediatra Julia Benavides me dijo que lo que la niña tenía era un granuloma más hernia umbilical; entonces me dio una remisión para el cirujano pediatra que la atendió el día 5 de junio. En esa consulta el trató de meter con fuerza lo que la bebe tenía pero no pudo me dijo que la niña tenía un onfalocele pequeño y que había que corregirlo por medio de cirugía inmediatamente. 

Mi reacción fue de tristeza y preocupación porque soy enfermera  sé qué significa eso, Salí llorando y le comenté a mi familia, El médico me dio la orden para que haga autorizar la cirugía de forma prioritaria y una ecografía abdominal.  El resultado de esta fue una distensión gaseosa de asas intestinales y me dijo que no la faje ni apriete, que era peligroso comprimir esa parte por riesgo a necrosis.
Comencé a realizar la tramitación y estaba muy preocupada, hice bautizar a la niña porque de todas formas sería operada y corría riesgos como en toda cirugía,

Como ya conocía  a la madre Caridad, comencé a pedirle a ella que interceda ante nuestro Padre para que mi hija se curara y le evitara la cirugía. Le programaron cirugía el 20 de junio pero el día 19 ante mi desesperación de que la cirugía era inminente se me vino a la cabeza una idea: compré gasa estéril y tenía una reliquia que la madre Ana Margarita Untersander me había regalado de la Madre Caridad, la desinfecté, la envolví en algodón y gasa estéril, se la puse en el ombligo y la fajé con mucho temor. Esperé 20 minutos y la destapé y cual era mi sorpresa que el onfalocele se había retraído un poco mi felicidad fue inmensa y continué fajando a la bebe; después de una hora  se había retraído bastante casi por completo e inmediatamente bajé a buscar al cirujano de la niña. El la valoró y preguntó qué había hecho. Le conté todo y dijo que había corrido con suerte porque le hubiera podido causar a la nena una complicación y que de todas maneras había que operarla porque aún tenía una hernia umbilical y que me esperaría al día siguiente en el quirófano. Nuevamente me preocupé porque no quería que la operaran a mi nenita pero como enfermera que soy debía seguir las ordenes médicas, entonces esa noche le agradecí a Dios por el milagro obrado en mi nena porque ya no tenía el onfalocele y nuevamente le pedí a la madre Caridad para que ocurriera algo y que no operaran a mi hija. Al día siguiente no le di el seno porque tenía que estar en ayunas. Subí al quirófano con mi esposo. Cuando le pusieron la bata quirúrgica, la nena comenzó a estornudar y a tener secreción nasal. En ese momento llegó el anestesista a valorarla y la encontró así, entonces dijo textualmente: no se puede operar porque la bebe tiene gripe, pero me dijeron que debía tener control en 15 días por cirugía pediátrica y nuevamente re-programar la cirugía. Salimos muy contentos al saber esto, toda mi familia lo estuvo, y fui al Convento Maridíaz, a agradecer a la madre Caridad porque indiscutiblemente ella era la autora de esto.

Pasaron los días y continué con la reliquia haciendo lo mismo, fajando a la niña y el 10 de agosto la nena tuvo cita con el cirujano y cual fu su sorpresa al comprobar que la hernia se había corregido y que mi Dios me había escuchado. Me dio control en tres meses y el 27 de noviembre fuimos a cita de control  y el médico dijo que la niña se había curado sorprendentemente y que no tenía ni onfalocele ni hernia como se demuestra en la historia clínica dándole salida por cirugía pediátrica. Dijo que el exceso de piel que le quedó,  fue efecto del onfalocele que tenía y que a medida que pasaba el tiempo la piel estiraría. GRACIAS MADRE CARIDAD







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